SECRETOS QUE PERDURAN DE UNA DE LAS REINAS MÁS BELLAS DE LA HISTORIA

En el año 69 a.C, nació la que se convertiría más tarde en la reina egipcia más conocida de toda la historia, Cleopatra.

Famosa entre otras cosas por su belleza, Cleopatra ponía en práctica trucos naturales para mantenerla intacta.  En esa época no existían los cirujanos plásticos, de manera que la faraona empleó la leche de burra para sus fines estéticos.

Si señores créanselo, desde la antigüedad a reinas como Cleopatra les gustaba bañarse en leche. La leche de burra, rica en ácido láctico, posee propiedades y nutrientes que no solo exfolian y rejuvenecen, sino que también potencian la belleza de la piel.

La leche de burra no era el único ingrediente que conformaba el baño de su majestad, se dice que Cleopatra le añadía miel al baño. De esta forma, la mezcla de ambos productos proporcionaba grandes cantidades de nutrientes, tales como proteínas, aminoácidos, vitaminas, minerales y calcio,  e hidratación a la piel  previniéndola así del envejecimiento.

En general el secreto se halla en los ácidos contenidos en la leche, que mejoran el aspecto de la piel eliminando las sustancias  que mantienen las células muertas en la dermis, lo que hace que ésta adquiera un aspecto rejuvenecido. Asimismo la producción del colágeno aumenta y como resultado disminuyen las líneas expresivas o las temidas arrugas.

Es curioso como en una época donde no se podían conocer los nutrientes de un producto con la misma facilidad de ahora, ya sabían sus contemporáneos crear, por sí mismos, sus propias cremas hidratantes y demás productos de belleza.